domingo, 9 de junio de 2019
“LAS POSESIONES DEL REINO” de Cristo García Tapia : UN LIBRO DE POEMAS ARDIENTES Por RÚBER BURGOS ALVIS - El Universal Dominical, Cartagena, Domingo 11 de junio de 1989
“LAS POSESIONES DEL REINO” DE CRISTO GARCÍA TAPIA:
UN LIBRO DE POEMAS ARDIENTES
Por RÚBER BURGOS ALVIS
En breve conversación, cualquier tarde del calendario en que
se desarrollaba un evento literario convocado por El Túnel y la Casa de la
Cultura, Cristo García Tapia me comentó de manera informal, mientras
caminábamos hacia el Hotel Sinú, en San Jerónimo de los Charcos: “Yo soy un
poeta con los pies en la tierra” (!).
La frase, dicha con cierto desenfado y algo de seguridad, se
me quedó girando; hasta el punto de lograr fijarse en mi memoria, sin más ni
más.
Han pasado pocos años cuando lo vuelvo a encontrar con los
pies sobre el piso, pisando firme mientras hace una disertación política y
ofrece un recital poético a propósito del lanzamiento de su más reciente libro
“Las Posesiones del Reino”, cuyo discurso de presentación estuvo a cargo del
escritor y politólogo costeño Ramiro de la Espriella, en acto realizado en el
Club Rotario de Sincelejo, con una nutrida asistencia que tuvo la oportunidad
de escuchar también los agudos planteamientos y demoledoras opiniones sobre
Cultura, Política y Poesía lanzadas por este último, quien tiene un asombroso
parecido físico y temperamental con el inquieto anacobero Daniel Santos.
En honor a la verdad hay que reconocer que esta velada
político-`poética fue lo suficiente refrescante para el espíritu en esta época
de destino incierto para los colombianos.
Pero adentrémonos en el contenido del libro, que es un libro
de Poemas Ardientes.
Cristo García es el poeta de las estaciones. Miremos: En el poema Otra Memoria de los Sueños “una
mujer sigue atardeciendo en los suspiros de una piel sin estaciones”.
En Sara, mi dulce Muchacha de Diciembre: Hallamos a Sara,
“una muchacha urbana, que en su vieja ciudad de barcos y murallas, da su amor
bohemio de túnica transparente y perfumada, por una noche de recuerdos, en la
cálida estación de su cuerpo”.
Algo de ti, deja el aire de la estación de Abril” nos dice
en Cálida Estación de Bocas.
En el Instante que se hace Luz en las Postales encontramos:
“Un guerrero innominado que batalla en tus campos otoñales para dejar por
siempre en la cálida estación que hizo de tu cuerpo la huella indeleble de su
lanza”.
Y en la Canción del Solitario: “Oh! qué soledad tan mía!
Será, tal vez, que nadie esperará por mí en la última
estación?”.
Pero las estaciones, con excepción de la última estación de
la Canción del Solitario, en que deja entrever su angustia existencial, son
estaciones quemantes, estaciones calientes, estaciones ardientes: son las
estaciones de la vida y del amor; del reino terrenal, son Las Posesiones del
Reino, la posesión de la mujer, la posesión del mundo!.
En los poemas dedicados a Betty, su linda compañera, Erótica
Vespertina, por ejemplo, leemos: “Esta tarde se parece a aquel juego de muslos/
Al mar encantado de Ulises/ escondido en la penumbra de tu vello púbico/ que eriza
mi piel y provoca tempestades/ A tus senos erectos y tibios amparándome en la
soledad de mi carne incorregible/ Esta tarde/ se parece a la lluvia que no
alcanza a apagar el fuego de dos cuerpos desnudos…/” .
En La Piel que se Desea, vemos: ”Hoy te he deseado/ He
imaginado tu piel transcurriendo febril entre mis manos/ El torrente de fuego
que arde entre tus muslos/ caer sobre mi vientre para dejar en él/ como la
garra afelpada de un tigre/ la huella quemante de la piel que se desea…”/.
Hoy recuerdo la tarde aquella de cualquier calendario, en
que caminábamos hacia el Hotel Sinú, y… pienso que Cristo García Tapia es de
verdad un poeta con los pies en la tierra (!) .
Suscribirse a:
Entradas (Atom)