EL MISTERIO ESTÁ EN NOSOTROS: “La Llanura Obstinada” - Libro
de José Luis Garcés González
Por RÚBER BURGOS ALVIS
Grupo Takasuán
Cómo en la de todo hombre, en la vida de José Luis Garcés
hay una mujer. Yo creo saber quién es. A
ella van dedicadas las palabras de Arturo Rimbaud que aparecen al principio del
libro: “Es una hermosa ventaja que pueda reírme de los viejos amores
mentirosos, y herir de vergüenza a esas parejas embusteras”.
También a esa misma mujer deben pertenecer las manos
plagadas de odio que alcanzaron a incinerar las tres páginas del prólogo cuando
intentaron quemar el manuscrito. Esa mujer es “la tristeza de un recuerdo”. De
su propio recuerdo. Es su obstinación. Su llanura obstinada. Es Támara: Támara
es la mujer…!
Alguna vez dijo Albert Camus: “Las obras de un hombre
representan a menudo la historia de sus nostalgias o de sus tentaciones…”
II
La nueva novela de
José Luis Garcés está escrita con fuerza, con palabras vitales, con palabras
feraces, con frases e ideas firmes. Con pasión y amor. Con el sinsabor de una
desilusión. Con el horizonte de una esperanza. Por eso no se arredra ni se
da por vencido. Sigue en pie, con una fe inquebrantable, indestructible.
Adelante.
La Llanura Obstinada
El texto: “Yan Llan. Ura: Uro. Antiguo toro del mal. Animal
del remoto ancestro. Bestia de raíz oculta, capricho de cuernos”, una especie
de mensaje cifrado que parte de la descomposición de la palabra llanura, puede
traducirse como la bestia salvaje del sexo que lleva oculto el instinto milenario
de la infidelidad por raíz atávica, que se manifiesta involuntariamente en el
género Homo.
III
Se observa en el
autor a través del libro el amplio conocimiento del ser humano con sus virtudes
y defectos, sus veleidades. Tiene, en verdad, una aguda y penetrante
capacidad analítica, intuición sicológica, olfato, lenguaje directo y crítica
mordaz en su mayor parte. Sigue
perfilándose como uno de los grandes. Está entre los elegidos.
IV
Nos topamos en la obra con personajes como el padre Bersal,
un cura morboso, extorsionista y experimentado, conocedor de las íntimas
urgencias fisiológicas de la mujer, que con sagacidad perversa logró atemorizar
a Carmen, una niña desprevenida y medio inocente, que a sus trece años ya se
masturbaba. Con cierta timidez frente al confesionario, algo aturdida por el
asedio, sintió develado su secreto ante una pregunta capciosa cargada de
malicia: “dígame, hija, ha hecho cosas puercas con su cuerpo”. Más grave para
ella que desde los doce años, según dice: “descubrí que entre mi cosita, en la
parte de arriba de mi cosita, había un botoncito sabroso”.
A más de los pasajes eróticos encontramos también dramas muy
humanos, angustiosos, trágicos, existenciales.
V
Támara… A Támara, la
mujer, la llanura obstinada, “ese misterio que juega con los espasmos de la
llama”, la encontramos ya en La Efímera Inmortalidad de los Espejos, en Los
Extraños Traen Mala Suerte, está presente a lo largo y ancho de la obra de
Garcés; haciendo parte de su universo literario, de su mundo, de ese lugar
mítico-real, situado en el trópico caliente y misterioso: San Jerónimo de Los
Charcos.
VI
La novela consta de seis capítulos, se ve en ella el dominio
de la técnica, el conocimiento del oficio. Está perfectamente estructurada.
Cumple la sincronía de las obras maestras. Es novela y historia. Bien lo dice
Carmen: “La vida es una novela, las novelas son historias, hechos de la vida
real”.
Y José Luis es ante
todo un contador de historias, escucha y escribe historias, cuenta historias,
es un contador, un escribidor de historias: Un Escritor.
VII
El argumento, la trama, se desarrolla en cinco planos
diferentes, separados, en cinco pedazos de historias personales que vienen a
conformar una historia familiar una vez acoplados, sintetizados. Historias
contadas por cinco narradores desde sus propios ángulos y sus puntos de vista,
a través de capítulos. Casi no hay diálogos, más bien, monólogos.
Son, por decirlo así,
cinco entrevistas, episodios, secuencias, confesiones, como se prefiera, en
estrecha concordancia, en preciso ensamblaje.
Son cinco los
personajes centrales. Támara, la Patricia, la Madre, el Viejo y la Culona. La
Culona...?
Y Carmen…? Carmen, la empleada del servicio. Será el mismo
personaje de Carmen Ya Iniciada?. Tiene mucho parecido, pero, se observan
algunas diferencias. La de Carmen, aquí,
en La Llanura Obstinada, es una historia superpuesta. Una microhistoria, una
historia dentro de otra historia, o de otras historias.
VIII
En el capítulo VI el
autor cierra la narración de la historia, une los puntos de coincidencia.
Puntos exactos, precisos. Hace abstracción.
Y, en el capítulo V, al final, a través del Viejo, concluye:
“Por mi parte, volveré a Marcial
Lafuente Estefanía. Mañana iré donde el chino Eliécer y recogeré la lectura del
fin de semana. Él, siempre, me
guarda los sábados una remesa suficiente”.
Sí, es él, no se
extrañe: el librero de la Agáchate, el que está en el andén de Avianca, en la
30 y 31 con Primera Avenue, al lado de la Heladería San Francisco, a quién
tenemos mucho que agradecerle los librómanos de Córdoba por su gran servicio. Una buena manera de inmortalizarlo, de
perpetuarlo, de hacerle justicia. Para eso debe servir también la
literatura.
En definitiva, es una
obra de gran calidad literaria. Léala. Está editada por Gráficas Corsa y
hace parte de la Colección de Lotería de Córdoba, con asesoría de la Junta
Regional de Cultura. La portada es del
pintor, periodista y caricaturista Jorge Otero Martínez.
A continuación, una
cita de Jorge Luis Borges, que se encuentra en el libro:
“Usted, un
historiador, un meditativo, sabe mejor que yo que el misterio está en nosotros
mismos, no en las palabras”.
Publicado en El Universal Dominical, Cartagena, domingo 7 de
mayo de 1989
También se publicó en
el Diario El Universal - Sección de Córdoba, el miércoles 22 de marzo de 1989,
con el título “LA TRISTEZA DE UN RECUERDO: LA DE SU PROPIO RECUERDO.
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