miércoles, 21 de agosto de 2019

EN EL MARGEN DE LA RUTA Por Rúber Burgos Alvis


EN EL MARGEN DE LA RUTA

Por Rúber Burgos Alvis

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“Y ahora recuerdo una película… yo siempre recuerdo las películas porque las películas están llenas de sueños…” (ACS)

Cuando estreché su mano delgada y delicada de señora de bien, sentí un corrientazo veloz por todo el cuerpo. Por mi sangre corrió con fuerza la descarga vital de su energía y creí oír el estruendo de su carcajada feroz y ver el desorden de su cabello espeso, largo y alborotado. Y lo vi caminar con los brazos abiertos, bien extendidos, para darle un abrazo a su amigo de siempre, que lo esperaba con expresión feliz, apuntándole a quemarropa con el índice de su mano derecha, en el aeropuerto de Barranquilla, una tarde lejana, hace más de veinte años.

II

El milagro metafísico de la irradiación producido en estado de trance que provocó la extraña sensación y la sucesión de imágenes en el cinematógrafo de la conciencia percibido al contacto de la mano fina y fraternal de Teresa Manotas (La Tita), esposa de Álvaro Cepeda Samudio, se origina del otro lado de la cortina, casi al cumplirse veinte años de la muerte de éste, ocurrida en un hospital de Nueva York el 12 de octubre de 1972.

Fue, por describirlo de alguna manera, algo así como una fugaz e involuntaria sesión de espiritismo en que su esposa sirviera de médium.

III

En efecto, Álvaro o “el cabellón Cepeda”, como le llamaban sus amigos cercanos, poseía una vitalidad extraordinaria –casi sobrehumana, decía Germán Vargas- que le permitió vivir a plenitud sus 46 años (había nacido el 30 de marzo de 1926).

IV

Tenía un temperamento explosivo, volcánico, enemigo de la rutina y de la parsimonia, irreverente, iconoclasta, poco convencional.

En el tumulto vital de  Álvaro  son muchas las contradicciones que brotan. Fue intelectual y hombre de negocios, izquierdista vinculado a una de las más poderosas organizaciones capitalistas nacionales (el grupo Santodomingo),  evangélico púber y adulto descreído” –apunta Daniel Samper Pizano en el prólogo de la Antología de su obra publicada por Colcultura en 1977.

Su impulsividad lo llevó a aconsejar en una de sus notas sobre literatura que data de 1961 que: “Cuando se tiene algo que decir debe decirse a gritos: con palabras de toda clase, sin sujeción a reglas académicas: abiertamente: deben tomarse las palabras y a puñetazos estridentes obligarlas a ilustrar la idea”.

Esta muestra nos deja bien claro que Álvaro Cepeda Samudio, también como Cortázar y muchos otros, fue un Cronopio crónico: exponente del espíritu libre, creativo, improvisador, trasgresor de las reglas acartonadas.

Dentro de las excentricidades de este gran escritor y periodista fogoso, poeta, publicista, compositor de canciones, cuentista, novelista, crítico, guionista y actor de cine, deportista, político apasionado y mamagallista empedernido, tenemos que se atrevió a usar el cabello largo cuando los hippies ni siquiera habían aparecido y a salir por la Carrera Séptima de Bogotá con zapatos blancos y sin medias; a hablar en voz alta en la capital del altiplano hasta escandalizar el recato de los señoritos santafereños y provocar a través de una encendida crónica periodística la iracundia del expresidente Lleras Restrepo cuando vino en su gobierno a inaugurar unas obras imaginarias al municipio de Repelón, en la Costa Atlántica. “Era por encima de todo, un costeño insobornable”.

V

En opinión de Samper Pizano, quizás el mejor de sus cuentos sea “Hoy decidí vestirme de payaso”. También dice Samper que su primer viaje a los Estados Unidos, sus repetidos regresos y su contacto permanente con la cultura norteamericana a través del cine, la prensa y las revistas, lo vincularon a la literatura cosmopolita de los Estados Unidos. Y que, a la larga y a la corta Cepeda tiene más de Updike, de Mailer o de Bellow, que del Faulkner que le adjudican.

Para mí, el cuento “En la 148 hay un bar donde Sammy toca el contrabajo”, es de corte Cortazariano. Hay mucha similitud con el Johnny Carter de “El Perseguidor” de Cortázar. El músico de jazz que pierde su saxo en un vagón del metro de París. Todos sabemos que Cortázar se refiere aquí al famoso saxofonista Charlie Parker, y que ha reconocido en el protagonista del relato al digno antecedente de Horacio Oliveira el de Rayuela, su novela más perfecta.

No olvidemos que Cepeda conoció muy temprano al uruguayo Felisberto Hernández y a Julio Cortázar mucho antes de producirse el boom.

Leamos lo que dice Germán Vargas en su columna “Un día más” del 10 de septiembre de 1989: “En 1951, ya ausente Cortázar de Buenos Aires, la editorial Sudamericana publicó su `primer libro de cuentos: “Bestiario” que poco después fue leído por unos cuantos muchachos barranquilleros que harían `parte de lo que más tarde se llamó el “Grupo de Barranquilla”.

VI

El amigo, más que amigo casi hermano, que viniera a esperarlo al aeropuerto de Barranquilla en una de sus tantas idas y venidas de los Estados Unidos, hace más de veinte años, era obviamente Gabriel García Márquez, quien lo inmortalizó, lo mismo que a los otros compañeros del Grupo de Barranquilla, en las páginas de esa obra maravillosa llamada “Cien Años de Soledad”.

Nótese, por ejemplo, el siguiente pasaje de la aludida novela: “La primera noche que el grupo visitó aquel invernadero de ilusiones, la espléndida y taciturna anciana que vigilaba el ingreso en un mecedor de bejuco, sintió que el tiempo regresaba a sus manantiales primarios, cuando  entre los cinco que llegaban descubrió un hombre óseo, cetrino, de pómulos tártaros, marcado para siempre y desde el principio del mundo por la viruela de la soledad… Era Pilar Ternera” (pag.382 Ed. Oveja Negra).

Y más adelante: “Sentada en el mecedor de bejuco, ella evocaba el pasado, reconstruía la grandeza y el infortunio de la familia y el arrasado esplendor de Macondo, mientras Álvaro asustaba a los caimanes con carcajadas de estrépito…”

Siempre que se hable de Álvaro Cepeda Samudio hay que hacer obligatoria referencia del Grupo de Barranquilla, de La Cueva, de Eduardo Vilá, de José Félix Fuenmayor y de don Ramón Vinyes, el sabio catalán de Cien Años de Soledad, que figuraba en la Enciclopedia Espasa, y quien les recomendara en una de sus cartas llena de nostalgia y desilusión, luego de regresar a su patria, que, en cualquier lugar donde estuvieran “recordaran siempre que el pasado era mentira y que la memoria no tenía caminos de regreso”.

VII

También hay que referirse con especial atención a Alejandro Obregón, de quien Álvaro dice en el reportaje titulado “Entrevista con Obregón” que… “es el único hombre a quien confiaría mis hijos para siempre”.

En este reportaje, para mí el mejor de sus reportajes, Álvaro Cepeda Samudio hace gala de su técnica periodística truculenta, de su toque nadaísta, (porque hay nadaísmo en él), de su existencialismo criollo, de su cortazarismo, de sus deliciosas groserías y, en fin, de las preguntas y respuestas graciosamente insolentes.

Hay que afirmarlo sin temor: ¡es un reportaje fuera de serie!.

Veamos:

-Mano, ¿te gusta escribir?
-A mi sí, pero no me da la gana.

-Y a ti te gusta pintar?
-A mi no, pero me da la gana.

-Ahora si vamos por donde es

-¿Y de la vida?
-Primun Vivere y en después philosofare

-Pero eso no es griego: Es cienaguero: El que se murió se jodió.

En 1954, año en que se  editó su primer libro de cuentos, “Todos estábamos a la espera”, apasionado por el cine, Álvaro filmó el cortometraje “La langosta azul, del cual fue guionista, codirector, coproductor y actor.

En 1958 termina en Cartagena la primera parte de “La Casa Grande”, correspondiente al diálogo de los soldados.

Ya antes había organizado el Cine-Club de Barranquilla, en 1957. En 1961 se posesiona como editor del Diario del Caribe. En 1962 se publica por Ediciones Mito, “La Casa Grande”. En 1972 filma los cortometrajes, “Carnaval de Barranquilla 1972”,  “La Subienda”, y otros documentales.

VIII

Para la fecha de su muerte, las carteleras de cine de Bogotá y otras ciudades del país anunciaban la exhibición de los filmes “Mazurca en la cama”, “La Naranja Mecánica”, “Doctor Zhivago”, “Una tarde de lunes”,”Adios Berlín” (Cabaret) y el éxito cinematográfico del momento, basado en la excelente novela de Mario Puzo, acerca de la mafia de los Estados Unidos: El Padrino, bajo la dirección de Francis Ford Coppola, cinta en la cual, el insuperable Marlon Brando se adueñó del personaje con su espectacular interpretación. Nota al margen: ¿Qué tanto influyó esta película en la mentalidad de los colombianos?.

En este momento, Álvaro Cepeda preparaba los guiones para filmar su novela “La Casa Grande” y el cuento “El Ahogado más hermoso del Mundo”, cuya paternidad comparte con García Márquez. El cine era en ese momento su mayor pasión y a fe que lo estaba logrando.

IX

El 11 de enero de 1991 me pareció providencial el retorno de García Márquez a la Bahía de las Ánimas, vino al mismo lugar del viejo mercado de Cartagena, donde queda ahora el Centro de Convenciones, donde años atrás concurría con un cigarrillo en la boca a tomar tinto en las mesas de fritos para espantar el sueño y calmar el frío y el hambre de media noche cuando era un joven reportero de El Universal. Ahora llegaba en otras circunstancias, rodeado de un aura de misterio y grandeza, encerrado en su círculo de tiza. Ahora sus libros se reproducen y se venden de la misma manera vertiginosa como se multiplicaban los conejos de Petra Cotes.

El objeto de su retorno: la entrega del Premio Eduardo Carranza de Literatura, del cual fue jurado con Arturo Uslar Pietri, Carlos Fuentes y otros al español José Antonio Gabriel y Galán, en acto muy solemne, llevado a cabo en el Auditorio Getsemaní.

Allí estuvieron con él sus entrañables amigos del Grupo de Barranquilla: Obregón con su cuello de toro, el inolvidable maestro Germán Vargas (el otro sabio catalán), el inmenso Alfonso Fuenmayor, Juan B. Fernández Renowitzky, dicharachero como siempre; su inseparable esposa Mercedes (La Gaba). Me asombró la contextura fuerte y maciza de roble viejo y el enorme tamaño de la cabeza de García Márquez.

No estaba Álvaro Cepeda Samudio. Pero sí estaba remplazando su presencia física la Tita Manotas de Cepeda. Allí la conocí, allí estreché su mano suave y delicada de señora de bien, gracias a la deferencia de Germán Vargas. Gracias a ella, él también estuvo con nosotros.


No puedo dejar escapar que a la entrega del premio también asistieron los hijos del gran poeta piedracielista Juan y María Mercedes Carranza; ésta con su eterna frescura angelical; ni puedo dejar de observar que, de acuerdo con las manifestaciones espontáneas de simpatía y las expresiones de la gente, Belisario tiene más popularidad que el Presidente Gaviria, y que a García Márquez lo quieren más que a Gaviria y Belisario juntos, tanto que, en un mínimo descuido, para salvarse del asedio constante, tuvo que escapar del centro de convenciones a toda velocidad en su automóvil particular.

X

Es bueno registrar que a fines de octubre de 1972 aparece la edición póstuma de “Los Cuentos de Juana”, con ilustraciones de Obregón, escritos en su mayor parte en Nueva York. También, que Álvaro Cepeda escribía en 1947 una columna titulada “En el margen de la ruta”, en el vespertino barranquillero, El Nacional, que dirigía Julián Devis Echandía.

XI

La revista Cromos publicó una semana después de su fallecimiento una crónica del periodista costeño Juan Gossaín titulada “Los funerales del hermano grande”, que guardo desde hace veinte años con un celo neurótico, en el fondo de una cajita de cartón donde tengo unos libros. De ella tomé algunos datos para este artículo.

XII

Si en este momento le hiciéramos una entrevista a Álvaro Cepeda Samudio, tal vez contestaría así a nuestras preguntas:

-¿Por qué acabaste de vivir?
-“Porque en el fondo no me importaba nada la inmortalidad”.

-¿Por qué decidiste marcharte al otro mundo?.
-“Porque todos los payasos se vuelven hacia mí y me miran con rabia”.

-¿Por eso tan sencillo?
-“Es que a mí ha comenzado a cansarme esta forma que tienen de mirarme cuando hago algo que ellos creen que no estás bien”.

-¿Y por eso te has ido?
-¡”Por esto me he salido de la pista y he resuelto situarme en el margen de la ruta”!..

Chinú, septiembre 9 de 1992.



Publicado en:
El Universal Dominical - Cartagena, domingo 25 de octubre de 1992

Reconocido por Teresa Manotas de Cepeda (Tita de Cepeda) en nota publicada en la Sección BUZÓN del Diario EL UNIVERSAL el miércoles 9 de diciembre de 1992.

Publicado en la revista Córdoba Cultural Nº1

El Meridiano Cultural- Montería,  domingo 19 de octubre de 1992



EN EL MARGEN DE LA RUTA EL UNIVERSAL DOMINICAL 1992. Publicado por RUBER en 10:21 · Enviar por correo ... Archivo del blog. 2019 (9).

PARA UNA BIBLIOGRAFÍA DE y SOBRE ALVARO CEPEDA SAMUDIO Ariel Castillo Mier* Revista HUELLAS 51-52-53 MCMXCVII-MCMXCVIII - Universidad del Norte numerales 34 y 35 Página 130 y 131... Burgos Alvis, Ruber. "En el margen de la ruta", El Universal Dominical Cartagena 25 de octubre de 1992: Burgos Cantor, Roberto, "El que se vistió de payaso", El Colombiano, 5 de agosto de 1988...

lunes, 19 de agosto de 2019

HUELLAS REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL NORTE - PDF

HUELLAS REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL NORTE - PDF: HUELLAS REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL NORTE Nos. 51, 52 y 53 (vol. triple) CONSEJO DE DIRECCION JESUS FERRO BAYONA - Director VILMA GUTlERREZ DE PIÑERES - Editora CONSEJO DE REDACCION ALFREDO MARCOS MARIA

14 Lecturas Dominicales, "La literatura latinoamericana de hoy en el banquillo. Un diálogo COi Angel Rama Alvaro - PDF

14 Lecturas Dominicales, "La literatura latinoamericana de hoy en el banquillo. Un diálogo COi Angel Rama Alvaro - PDF: PARA UNA BIBLIOGRAFÍA DE y SOBRE ALVARO CEPEDA SAMUDIO1 AIiel Castillo Mier* Bibliografía de Alvaro Cepeda Samudio LIBROS 1 Todos estábanws a la espera, LibreriaMundo, Barranquilla, Acaba de aparecer:

jueves, 8 de agosto de 2019

"ENTRE LA SOLEDAD Y LOS CUCHILLOS" - Publicado en CARIBEÑO-Vol.1 Número 1- Juntas Regionales de Cultura de la Costa-Página 12-Sincelejo, Mayo de 1987- Gerente Manuel Huertas Vergara- Auspiciado por Colcultura - Seleccionado por la Junta Regional de Cultura de Córdoba presidida por José Manuel Vergara Contreras del Grupo El Túnel de Montería.



“ENTRE LA SOLEDAD Y LOS CUCHILLOS” :
¿UNA BIOGRAFÍA DE LA PROSTTUCIÓN?

Por RÚBER BURGOS ALVIS
Grupo Takasuán

“… No me  cuentes nada de tu vida, ya lo sé todo – dijo Petrona Gamarra”.

Con estas palabras crudas y directas, expresadas dentro del ambiente sórdido de un prostíbulo de mala muerte, la veterana “mujer de la vida y de la muerte,  hembra quemada en el fuego implacable de la putería” evitó que Sirena, el personaje central, tierno y trágico de la novela, le contara de entrada sus “más intrincados vericuetos personales”, su historia; porque la verdad, todas las putas tienen su historia, increíble, triste y cándida.

Y al lado de ellas, también nosotros hemos vivido y escrito fragmentos de nuestra propia historia. De cualquier modo, nuestra vida y la de ellas, entrecruzadas, se constituyen en una especie de vidas paralelas. Quién, en su adolescencia, juventud o en cualquier época de su trasegar por este mundo – me refiero al sexo masculino – no ha frecuentado las casas de cita, encierro, el viejo “cabaret” o prostíbulo, reservado o como quiera llamársele. Quién no ha pasado por esos lugares descritos literalmente por José Luis Garcés y ha hecho por lo menos sus primeros ensayos y entrenamientos amorosos y hasta su curso acelerado de cabrón, luego de divorciarse con las burras después de la edad del desarrollo; porque cuando uno “ya acaba y bota leche” (primeras eyaculaciones) las cosas son a otro precio y hay que ponerles rivales a las cuadrúpedas en ese afán de calmar deseos irreprimibles?.

II

Empecé a leer el libro, gentilmente prestado por Delfina de Otero, la esposa del caricaturista, y confirmé lo dicho por Carlos Morón, que él, José Manuel Vergara y Raymundo Berrocal, se lo leyeron de un solo tirón.

Al de Jorge Otero no se le nota un quiebre en las puntas de las hojas. Y no es que no lo haya leído sino que es la muestra de no haberlo cerrado hasta no llegar a la última página, para comentarme después: ¡Es que esa es en parte la historia de mi vida, no joda, … qué delicia las putas! .

Yo, personalmente, que tardo un promedio de tres meses leyendo un texto de doscientas páginas y estaba a punto de renunciar definitivamente a la lectura por esa lentitud invencible para mí, considero que batí record, pues, sin exagerar, lo devoré en seis horas.





III

Y no es que se trate – quiero aclararles – de una novela de contenido obsceno, pornográfico o inmoral que deje traslucir algún tipo de aberración sexual. ¡Nooo!... Es el tratamiento de un tema tocado con profundidad y absoluto realismo sin descuidar, naturalmente, la estética literaria. No puede sacrificarse la objetividad por culpa de los prejuicios y  temor a la mojigatería.

La prostitución o profesión horizontal es el oficio más antiguo del mundo, antiguo como la vida misma. Nos viene desde los albores de la humanidad cuando los primitivos caldeos la confundían ingenuamente con la hospitalidad y entregaban al forastero recién llegado la esperanza, el alimento, el pudor de la esposa o la virginidad de la hija, pues se imaginaban que el andarín podría ser una deidad desconocida. Entonces le dieron a esa forma ingenua de prostitución hospitalaria la elevada dimensión sagrada que obligaba a toda mujer nacida en la patria a ir una vez en su vida al templo de Venus para entregarse en él a un extranjero.

En nuestro medio, tal como se ejerce actualmente por gusto, por placer o por necesidad debe dársele el carácter de fenómeno sociocultural que, sin tratar de justificarlo, hay que encarar como un hecho cierto e innegable, pues es un producto social.
En las condiciones descritas por el autor de la novela, la prostitución a la larga, en este tipo de prostíbulos entre agradables y sórdidos, se convierte en una forma de esclavitud. Aquello que pudo o puede iniciarse como buscando una vía de escape puede transformarse fácilmente en la purga de una condena perpetua. Desde luego que el subdesarrollo tiene su incidencia.

Nótese en un aparte de las páginas 17 y 18 de la obra: “Luego de un intercambio de lágrimas, desocupadas ambas, quizá más la vieja, Sirena dio muestras de que estaba dispuesta a modificar su decisión, pero Petrona Gamarra, antigua domadora de presagios, se le adelantó para decirle lo que sería una definitiva: -- Nosotras no tenemos la culpa, pero la putería se hizo para las mujeres pobres. Y ya Sirena no tuvo otra alternativa, se dejó ir, conducir por la vieja a un cuarto situado después de la sala, y en ese cuarto, sentada en una cama, acabada de levantar, librándose del aburrimiento que producen los sueños diurnos, una mujer a quien Petrona Gamarra le señaló diciéndole: “Es Rosa y será tu compañera de cuarto… tu cama es la que está contra la pared…”
Obsérvese que ya su destino empieza a depender de la voluntad ajena, de la fuerza de las circunstancias y su vida deja de pertenecerle.

Sirena no sólo es la descripción de la prostituta de barrio de mala muerte, es un personaje construido con retazos de vida pobre, fiel retrato del marginamiento social, del suburbio, de la periferia de cualquier ciudad, de cualquier pueblo. Con sabor a tercer mundo y su secuela de viejas lenguaraces que hablan hasta por  los codos con el sólo propósito cotidiano y frustrado de ganarle la pelea a la mala situación.
IV

La obra está clasificada ya por los críticos del interior como una novela de ficción, cuán alejados están. Su contenido refleja la realidad más dura y más patética de los desarraigados.
Se confirma una vez más que la magia del Caribe permite confundir la realidad con la fantasía.
La Petrona Gamarra de Garcés es la misma Pilar Ternera de Cien Años de Soledad.

Si usted lee en la página 32 de la novela de García Márquez, Editorial La Oveja Negra, encontrará que Pilar Ternera, la mujer por la cual José Arcadio se sintió atraído y que lo llamó a su casa haciéndolo entrar en el dormitorio con el pretexto de enseñarle un truco de barajas, comenzaba a interpretar la suerte con las siguientes palabras: “Por los caminos de la tierra y los caminos del mar, para dentro de tres días, tres meses o tres años”.

En la página 24 de Entre la Soledad y los Cuchillos encontrará que al leerle la suerte Petrona Gamarra a Sirena le dice: “Un hombre alto, blanco y velludo te piensa y vendrá a ti dentro de tres días, tres semanas o tres meses”.

Igualmente en la página 340 de Cien Años de Soledad se lee: “La inquebrantable abuela, que había llegado a los cien años al frente de un burdelito clandestino consultó el asunto con las barajas”, y en la página 383: “Un siglo de naipes y de experiencia”.

Y no piense usted que se trata de un gazapo. Solamente ocurre que en estas tierras de Macondo, esa especie de matronas de burdelitos pobres forman un binomio o dúo inseparable con los naipes

En nuestro querido pueblo de Chinú, un rincón de América Latina, tuvimos a la inolvidable y gratamente recordada Clara Uribe. Cómo la recuerdo ahora, sentada al frente de su viejo y fresco caserón de palma y corredores altos, en cuyas camas de tijeras dejamos derramados los primeros amores y humores de juventud. Es nuestra Pilar Ternera y nuestra Petrona Gamarra. También usaba las barajas que recortaba del reverso de las cajas de fósforos Indio para adivinar el porvenir de las damiselas recién llegadas que venían para calmarnos las urgencias sexuales, empezando siempre sus sesiones de cartomancia con la imprescindible frase: “Para dentro de tres horas, tres días o tres semanas”. ¡Permítanme exaltarla, rindiéndole culto a esa vieja con merecida solemnidad!.

Clara Uribe, también como Petrona Gamarra, terminó sus días debatiéndose entre la tristeza y la felicidad producida por el estado crepuscular en que convergen la demencia, el delirio y la cordura de los años seniles, evocando sus fiebres de sábado por la tarde.




V

Volviendo a la novela de José Luis, es en verdad una bella historia matizada de ternura y  nostalgia, de tristezas y odios, de crítica y diagnóstico social de una tangible realidad como la miseria de los barrios pobres, los sectores marginales de la población, un poco la historia del viejo Montería, su San Jerónimo de los Charcos, el contraste de su desarrollo urbano desordenado, sucesos políticos de la región, del país, del continente, con hermosas perlas incrustadas de la mitología del Sinú y sus tierras feraces como son los pasajes legendarios de sus deidades y divinidades Manexca y Onomá, sin haber perdido la oportunidad que brinda la literatura como fino instrumento para degustar del placer de burlarse a veces de los demás, pues, le he fisgoneado que a través de sus personajes de realidad-ficción le ha jugado bromas pesadas a sus amigos más próximos.

Para finalizar, quiero preguntar al exgobernador Casio Obregón Nieto, con quién en alguna ocasión tuvimos la oportunidad de tratar furtivamente el tema de la prostitución: ¿Estará desapareciendo el cabaret como institución…?

Chinú, julio 21 de 1985.

Publicado en el semanario AGENDA NOTICIOSA – Sección Culturales – Coordinada por Jorge Otero Martínez - Montería, miércoles 31 de julio de 1985.

Publicado en CARIBEÑO-Vol.1 Número 1- Juntas Regionales de Cultura de la Costa-Página 12-Sincelejo, Mayo de 1987- Gerente Manuel Huertas Vergara- Auspiciado por Colcultura - Seleccionado por la Junta Regional de Cultura de Córdoba presidida por José Manuel Vergara Contreras del Grupo El Túnel de Montería.

"ENTRE LA SOLEDAD Y LOS CUCHILLOS" : ¿UNA BIOGRAFÍA DE LA PROSTITUCIÓN...? Por Rúber Burgos Alvis - AGENDA NOTICIOSA - CULTURALES ...Publicado  ruberburgosalvis.blogspot.com/