domingo, 28 de agosto de 2011

EJERCICIOS AEROBICOS PARA LA MENTE

EJERCICIOS AERÓBICOS PARA LA MENTE O LA EXTRAÑA MUJER DEL CARNAVAL
Por RÚBER BURGOS ALVIS
Grupo Takasuán
Levantó la cortina azul oscuro y la introdujo en la ranura de la barra que divide las palomeras de los equipajes livianos, a lado y lado, en los extremos laterales del techo, luego de retorcerla y envolverla cuidadosamente. Después comenzó a penetrar con suavidad las bellas y esmaltadas uñas de sus armoniosos y delicados dedos largos cubiertos de brillantes, que frotaba seductoramente en su sedosa melena felina de azabache perfumado, extensa y abundante, con unos rizos casi imperceptibles, irguiendo altivamente su cuello de leona enamorada y soñadora.
Antes había extraído de un hermoso maletín ejecutivo de fino cuero negro, tono mate, primorosamente elaborado, una carterita mediana del mismo color y la misma textura, de la cual sacó un tiquete de viaje, impecablemente conservado, que mostró al ayudante para comprobar el pago del pasaje. Después guardó la carterita y abrió una agenda de tapas café oscuro con letras doradas impresas y hojas curuba, con caracteres sepia. Cometí la indiscreción de mirar sin que ella lo advirtiera los apuntes y direcciones escritos, y vi que anotó algo.
Era, sin dudarlo, una ejecutiva de ventas, quizás visitadora médica o representante de una prestigiosa distribuidora de productos de farmacia.
Debo confesarlo, pues no puedo negar que comenzó a inquietarme desde el mismo momento en que tomó el asiento delante del mío en el autobús. El puesto elegido por mí estaba más alto unos veinte centímetros y desde allí dominaba mejor el panorama.
También debo admitir que cuando a uno comienza a morderlo la andropausia entra sin mayores esfuerzos a estos trances y yo ya pasé de cuarenta años. Ayer precisamente cumplí 44 ruedas como dice un conocido locutor deportivo barranquillero, de apellido alemán, de nombre Mike Smulcson.
Donde quiera que esté es a no negarlo una mujer exuberante, con 1.70 de estatura, un estilizado cuerpo, piel morena como la de Gabriela Clavocanela que cita en su novela del mismo nombre el brasilero Jorge Amado. Con un perfil árabe y una sonrisa permanente, cejas negras intensas, con líneas perfectamente demarcadas en arco y unas pestañas largas y espesas que acentúan su mirada sensual, fulgurante, oscura, penetrante, adornada de una eterna sonrisa en sus labios carnosos y salvajes, que la hace más bella e interesante.
Se volvía a pasar una y otra vez los bellos dedos largos, sus delicadas manos femeninas 500 por ciento, introduciéndolas una y otra vez como en un rito repetido, lo cual le daba un resplandor entre erótico y tierno.
Iba vestida con falda ancha de tela suave con arabescos verdes matizados con otros colores fosforescentes, entre ellos el rojo, con fondo turquí, suéter negro, aretes largos de ónix y oro macizo de buena filigrana.
Se recogió el cabello sobre su cuello de ángel trigueño escapado del paraíso. Sin que ella lo advirtiera comencé a desearla y a hacer fuerza para que sus hermosas piernas de Diosa, cubiertas por la falda, con una abertura sugestiva, se movieran un poco para poder siquiera observarle parte de su piel excitante, fresca y luminosa de color miel y sabores y olores imaginados por mi mente de criatura perversa, que ya empieza a mostrar el descaro aberrante de la estación estival.
De todos modos me quedé con las ganas y ella sin darse cuenta siguió el viaje, impasible, con sus caderas redondas de curvas peligrosas, hacia un destino de carnaval incierto, mientras yo me quedé, para poder disfrutar sin fantasías eróticas, de la agradable compañía de ustedes en este carnaval de verdad, que comienza mañana.
Escrito hoy 18 de febrero de 7:30 a 9:00 de la mañana, en el Bus 728 de Expreso Brasilia en la ruta Montería-Chinú.
Nota: Leído en el Colegio Nuestra Señora del Carmen en un evento cultural.
Chinú, febrero 18 de 1993.

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