domingo, 28 de agosto de 2011

ESPACIO URBANO Y PAISAJE NATURAL

ESPACIO URBANO Y PAISAJE NATURAL

Por Rúber Burgos Alvis

“Donde no hay afecto debe haber moral. Donde no
hay moral debe haber ley. Donde no hay ley debe
haber fuerza”
Confucio

Produce cierto asombro que, a estas alturas, ya iniciado el siglo XXI de la era cristiana, se omitan por intención, facilismo, ligereza, economicismo o simple temeridad, amiga de la soberbia, normas de sentido común, afines con las de planeación urbana y rural, en la distribución de los espacios.

Expertos ecologistas nos recuerdan que el medio ambiente urbano es, por excelencia, un ambiente artificial. Cuando el hombre, con su actividad productiva, interviene en la naturaleza modificando su equilibrio original, crea inmediatamente un ambiente artificial, que debe balancearse.

Allí donde se forma una ciudad, toda la naturaleza cambia: gran parte de la vegetación desaparece, el pasto se convierte en concreto, se construyen viviendas, edificios, hospitales, carreteras, puentes, calles, avenidas. Es decir, el hombre transforma todo a su alrededor, y esta transformación acarrea generalmente, contaminación del medio ambiente: del aire, del agua, del suelo... De allí la preocupación de arquitectos, ingenieros y urbanistas responsables e imaginativos, con elevado sentido de la ética y el humanismo por darle un adecuado manejo a la parte ambiental en la distribución de los espacios.

Nunca olvidan que el entorno cultural de una ciudad lo conforma el conjunto de hábitos, valores y relaciones sociales que dan lugar a la vida en comunidad. Por esta razón, el diseño y planeación de una ciudad constituyen un fiel retrato de la naturaleza y calidad de vida de sus habitantes. Esto da prueba suficiente de la educación y grado de civilización de sus moradores. Lo contrario, sólo refleja un primitivo estadio de desarrollo y el individualismo delirante de quienes viven en ella, incluida su clase dirigente.

También los ecologistas y sociólogos urbanos comparan la ciudad con un ecosistema en el cual una ciudad está compuesta por partes especializadas interdependientes: un distrito financiero, distritos industriales, residenciales y así sucesivamente.

Por ejemplo, para Rogelio Salmona, un arquitecto colombiano nacido en 1927, cuyas obras se caracterizan por el cuidado de los detalles y la sensibilidad espacial, “la arquitectura es como la memoria de la humanidad”. Tiene muy en cuenta factores como la relación entre lo social, lo espacial y el paisaje. Entre sus obras podemos destacar la Casa de Huéspedes Ilustres, en Cartagena de Indias, 1988. La casa de García Márquez en el centro histórico de la ciudad amurallada, diseñada a comienzos de la década de 1990. El Archivo General de la Nación y la Biblioteca Pública Virgilio Barco, ubicada en el Parque Simón Bolivar de Bogotá, en el 2001. En esta última, “el agua, que representa la vida, la transparencia, el reflejo y el movimiento” , y que es una constante en su arquitectura, está contenida en una zona especial, denominada “Fuentes de Agua” .

Le Corbusier, arquitecto de origen suizo, nacionalizado en Francia, renovó los conceptos arquitectónicos en función de la vida social. A él, “siempre le preocupó la condición humana”, y por eso, sus trabajos “van siempre encaminados hacia el bienestar y la funcionalidad” de sus construcciones. Dentro de sus obras podemos contar la Capilla de Notre Dame, en Belfort, Francia. El Palacio de los Ministerios en la moderna ciudad de Brasilia y el Palacio de Cristal, en Marsella.

No en balde, algunas universidades de reconocido prestigio mundial, han implementado en sus programas de estudio la disciplina profesional conocida como Arquitectura del Paisaje, que estudia la adaptación del medio ambiente natural para acomodo de las necesidades del hombre. Su fin consiste en lograr orden y belleza en lo que nos rodea, por medio de la aplicación de una normativa a los problemas del uso y explotación de la tierra. El término se debe a Frederick Law Olmsted, que en 1847 diseñó el Central Park de Nueva York.

Un rápido repaso a la Historia Universal nos recuerda que en la antigüedad, la ordenación consciente del medio ambiente estuvo presente en los Jardines del antiguo Egipto y de Asia occidental. En los de las villas del imperio romano. En los jardines y parques de los persas. Su índole era especialmente arquitectónica, y las formas geométricas se mantuvieron como característica del Jardín en la Civilización Occidental, durante la edad media.

En su ensayo titulado IDEOLOGIA Y ESPACIO URBANO, publicado en la Revista Colombiana de Ciencias Sociales Nº 20- Bogotá, 198l, Gilma Mosquera Torres y Jacques Aprile-Gniest, destacan las siguientes citas:

l) “El grupo social que gobierna en la producción de los bienes y de las ideas se otorga además el rol de distribuidor del espacio urbano entre sus moradores...” (Pág.3).

2) Ellos, al tener el monopolio del poder, tienen el monopolio de la historia...”.
(Ibídem).

Esperamos que nuestros arquitectos, ingenieros, urbanizadores y dirigentes cívicos, políticos y empresariales observen estas normas y recomendaciones a la hora de acometer sus obras, para que la historia tenga de ellos el mejor de sus recuerdos.

Chinú, agosto l2 de 2003.

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